"Decirme que no esté triste no sirve"

Unas condiciones laborales demasiado exigentes y precarias generaron una acumulación de estrés que desembocó en un ataque de ansiedad y que terminó ligando Tamara a un trastorno de salud mental crónico.

"Trabajaba como dietista en un hospital. Las condiciones eran bastante duras, hasta que un día sufrí un ataque de ansiedad y requerí una baja. Esta baja tampoco me fue bien, porque soy una persona muy activa y no puedo estar sin hacer nada y fui empeorando. Llegué al punto de tener pensamientos suicidas y yo misma me di cuenta de que aquello no era normal.

Conocía el Centro de Salud Mental (CSMA) a través de un familiar y llamé directamente para ir de urgencias. Acabé ingresada en el hospital durante un mes y después en el hospital psiquiátrico de Sant Boi en varias ocasiones y de allí a un servicio de rehabilitación durante dos años. Gasté mucho tiempo de mi vida.

"Volver a tener una rutina y plantearme objetivos me ha ayudado mucho"

Ahora ya hace dos años que no tengo ningún ingreso pero hasta hace poco no he podido volver al mundo laboral.

La trabajadora social del Centro de Día me planteó varias opciones y me interesó el Servicio de Inserción y Orientación Laboral de Viver de Bell-lloc. Pasar por este servicio me ayudó a plantearme objetivos, tener una rutina y ser más optimista y más abierta. Ahora trabajo y vuelvo a vivir sola.

"Yo misma he sido el mayor obstáculo en todo este proceso"

Yo misma y mi actitud me lo han puesto más difícil. La familia no lo entiende, y es normal, a veces no te entiendes ni tú misma. Y sientes que te estás fallando y lo ves todo de forma muy negativa.

"M'autolesionava para sentir"

Llegué a autolesionarse me. Para mí era una manera de sentir más físicamente y menos mentalmente. La gente piensa que quieres cortar las venas o que quieres llamar la atención. M'autolesiono porque tengo demasiadas cosas en la cabeza y quiero distraerme y quiero sentir otra cosa.

"Siempre intento explicarlo para normalizarlo"

No lo he ocultado. Yo siempre intento decirlo, para normalizar y ser transparente. Y también ves si te aceptan o no.

Al decir que tengo un trastorno bipolar me dicen: ah, eso quiere decir que te cambia el humor en un minuto. Y no, todo tiene su proceso, no es tanto superficial.

"Decirme que no esté triste no sirve"

Aunque aceptarlo, te encuentras con personas del entorno que sólo están en las épocas en que estás bien. Yo creo que si no estás en las malas, tampoco estés en las buenas. O lo que te dicen cuando estás mal es: "Tranquila, esto no es nada, no estés triste". No es algo que yo decida, y lo que necesito es que me escuchen y estén a mi lado.

Al final te da la sensación de que molestas estando mal. Al principio no hacía o no decía nada para no molestar. Ahora he aprendido que si necesito decir algo o hacer algo lo hago y ya será la otra persona quien me diga si molesto.

"He echado en falta más seguimiento psicológico"

El psiquiatra es quien te lleva principalmente la medicación. Con el psicólogo es con quien más hablas y expresas que piensas y eso encuentro que me ha faltado. En el ambulatorio te dan hora por el psicólogo para el fin de seis meses.

"Quizá no hubiera llegado a ese punto"

Siempre he sido una persona que callarse me todo, y la acumulación junto con una situación de mucho estrés me hizo explotar y no lo supe manejar. Con un seguimiento psicológico quizás no hubiera llegado a este punto. Ir al psicólogo todavía es un tabú.

"La distancia también me ha dificultado el acceso a algunos recursos"

En los diversos servicios de atención me he sentido siempre muy bien tratada. Al tener mi hijo accedí a un centro especializado para madres con trastornos de salud mental. Pero claro, estaba en Barcelona y tenía que hacer varios transbordos y con el cochecito y al final lo acabé dejando. Tener recursos cerca de casa lo hace más fácil.

"Me ha faltado más empatía en la atención sanitaria no especializada"

Mi doctor me dijo que le podría dar el pecho a mi hijo y me hizo un informe a entregar en el hospital. Allí sin embargo, no lo tuvieron en cuenta y tampoco me dieron mi medicación habitual y eso me generó un descalabro importante y requerí otro ingreso psiquiátrico.

También en otra ocasión, fui a urgencias por un dolor en la costilla y ya directamente me quisieron llevar a psiquiatría. Finalmente, me fui, llamé a mi psiquiatra y con un informe suyo me atendieron en traumatología.

"He aprendido mucho"

Ahora también puedo decir que he aprendido mucho. A escucharme a mí misma y conocer las señales que me indican como estoy. A expresarme; a pedir ayuda. A no buscar tanto el por qué de las cosas sino que puedo aprender.

"Muchas veces tienes gente a tu alrededor que necesita que la escuches. Debemos ser menos egoístas "

Esto es lo que me gustaría decir a la gente que lea esta entrevista.

 

 Obra artística hecha por Tamara.

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