Tanca el dispositiu d’atenció a persones amb disCapacitat amb Covid-19 gestionat per Fundació Lluïsa Oller

La Llar Residència Lluïsa Oller es va convertir el novembre de 2020 en un dispositiu d’atenció a persones amb disCapacitat contagiades de la Covid-19 a petició del departament de Treball, Afers Socials i Families, i el Departament de Salut. L’equipament tanca ara després d’haver donat atenció a 43 persones durant 13 mesos en diferents períodes de la pandèmia.

L’objectiu del dispositiu era evitar brots de contagi als equipaments residencials i garantir una quarantena en un entorn acollidor per aquestes persones. Des de Cardedeu, s’ha donat cobertura principalment a tota la Regió Metropolitana Nord i en algun període a tota Catalunya.

El hogar, con capacidad para atender a 10 personas en habitaciones individuales, ha contado con un equipo formado por profesionales de la integración social, atención a la dependencia, trabajo social y psicología, así como auxiliares clínicos.

Las personas residentes han recibido atención sanitaria y han disfrutado de actividades y talleres. El espacio, que cuenta con una gran zona de jardín, ha podido ofrecer un entorno acogedor para hacer la cuarentena lo más agradable posible.

Alba Domínguez, coordinadora de los servicios de vivienda de la Fundación Luisa Oller: "Poder abrir este dispositivo y ayudar a las personas ya las entidades ha sido un inmenso placer. Las personas que han pasado han sido muy felices y se han sentido muy acogidas. Hemos conseguido que estos días pasaran de ser angustiosos, de aislamiento y soledad, hacerlas sentir acompañadas, entretenidas y en un ambiente alegre y distendido. Trabajamos por el bienestar de las personas sea cual sea la realidad del momento ".

Ahora el equipamiento, que estaba pendiente de recibir la concertación de plazas para poder ofrecer el servicio de Hogar Residencia, ha vuelto a quedar vacío y sin noticias de cuándo podrá poner en marcha el servicio. Actualmente, y según datos propios de la Generalitat, más de 3.250 personas con discapacidad en Cataluña quedan a la espera de una plaza residencial para poder vivir, una larga lista de espera que, en algunos casos, llega a demoras de hasta 10 años.

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